La plataforma digital para la instalación de cargadores eléctricos.

Una instalación con una distancia menor a 15 metros entre el medidor y el cargador, tiene un costo aproximado de $20,000 MXN.

Existen tres tipos principales de cargadores eléctricos: Nivel 1, Nivel 2 y cargadores rápidos de corriente continua (DC). Generalmente, se recomienda una potencia estándar de 7.2 kW para uso residencial y 22 kW para un cargador rápido o “turbo”.

En casas se instalan comúnmente cargadores Nivel 2 de 7.2 kW. Si se desea instalar un cargador con más potencia (22 kW), es necesario evaluar si la instalación eléctrica en la residencia es capaz de soportar esa carga.

Cada marca de vehículo eléctrico utiliza diferentes conectores. Por ejemplo, Tesla usa su propio conector, mientras que otros fabricantes/marcas utilizan conectores estándar como CCS (Combo) o CHAdeMO.

El cargador más utilizado en casas es el de Nivel 2 con conector SAE J1772, el cual tiene compatibilidad con la mayoría de marcas, excepto Tesla.

El precio de un cargador Nivel 2 varía entre $6,000 y $11,000 MXN, dependiendo de la marca y sus funciones.

No es estrictamente obligatorio tener un cargador en casa, pero se recomienda para mayor comodidad y ahorro de tiempo al cargar. De lo contrario, se necesitarán cargadores públicos.

La velocidad de carga depende principalmente de la potencia del cargador, no solo del voltaje de la instalación.

Nivel 1 (120 V): Añade entre 6 y 9 km de autonomía por hora de carga.

Nivel 2 (240 V / 7.2 kW): Ofrece entre 15 y 40 km por hora, con una carga completa en aproximadamente 7 horas.

Cargadores rápidos DC (22 kW o más): Pueden cargar hasta el 80% de la batería en solo 20 a 30 minutos, o completar una carga aproximádamente en 1 hora.

Es importante tener en cuenta que no todos los vehículos eléctricos son compatibles con cargadores rápidos, por lo que siempre se debe verificar la compatibilidad del modelo antes de la instalación.

El tiempo de carga varía según el vehículo y el cargador, pero con un cargador Nivel 2 puede tardar entre 4 y 10 horas.
Para mayor precisión, es recomendable consultar una tabla específica por modelo.

Los cargadores eléctricos requieren poco mantenimiento, basta con inspecciones periódicas para asegurar que no presenten daños visibles.

Se recomienda realizar una inspección preventiva, de manera semestral o anual, que incluya una revisión visual y un análisis con cámara termográfica para ver si hay algún daño que no se observa. Si se detectan fallas y se requiere alguna modificación, se debe presentar un reporte y una cotización para las reparaciones necesarias.

El costo depende de la tarifa eléctrica contratada y el consumo del vehículo. Como estimado, cargar de 0 a 100% puede costar entre $150 y $300 MXN, aunque esto puede variar.

La tarifa depende de la región y del consumo mensual. Para una estimación más precisa, se recomienda utilizar una herramienta de cotización basada en zona geográfica y tipo de tarifa.

Depende de los hábitos de conducción y el tipo de tarifa. No se cuenta con un dato exacto, por lo que se sugiere realizar un análisis personalizado según cada caso.

Se deben seguir las normas oficiales, como la NOM-001-SEDE-2012 (Instalaciones Eléctricas y certificaciones UL o CE) y el permiso de la autoridad correspondiente.

En instalaciones estándar no se requieren permisos adicionales, siempre que haya espacio en el nicho de medición. Si la instalación es más compleja, se ajustará la cotización según el grado de dificultad identificado en la inspección que realicemos.

Se debe notificar a CFE e iniciar el trámite para un medidor especial para vehículo eléctrico. Es necesario presentar:

Nombre del propietario
INE
Carta poder del dueño (si aplica)
Pago por instalación
Solicitud de medidor de VE
Cumplimiento de la NOM-001-SEDE-2012

Sí, es posible, pero se requiere una instalación adicional que conecte el sistema fotovoltaico con el cargador. Esto implica:

Cambio de medidor.
Contrato como productor de energía.
Instalaciones eléctricas independientes para el cargador y los paneles solares.

La dificultad de instalación puede incrementar al doble y se necesitará hacer un contrato especial.

Una mala instalación puede reducir la eficiencia entre un 5% y un 50%, además de representar un riesgo grave por cortocircuitos, incendios, daños al vehículo o incluso explosiones.